Google Picnic, uno evento que Google coordina todos los veranos — creo que a principios del mes de Agosto — en el que todos los empleados que se encuentran en Mountain View se reunen en el anfiteatro que está al otro lado de Amphitheatre Parway, en una pradera verde muy bonita conde hay un auditorio al aire libre en el que se organizan conciertos y otros evento multitudinarios.
Para esta ocasión, Google ha alquilado todo el complejo, anfiteatro incluido. De hecho, las instalaciones no sólo contaban con el anfiteatro — en el que han organizado una serie de espectáculos con baile, danza, música y actuaciones —, sino que han instalado un pequeño plateau improvisado en el que un grupo ha tocado música al más puro estilo Bob Marley. También había muchas casetas donde se podía conseguir comida, bebida y refrigerios varios, todos ellos gratis, por supuesto. Al acto podían asistir empleados de Google, así como familiares y amigos, previa invitación. Por este motivo, han tenido también lugar eventos infantiles para entretener a los niños, niñas, jóvenes y no tan jóvenes. También habían instalado una pared de piedra para hacer escalada — asistida con arneses, claro — y la típica máquina de martillo de feria para medir la fuerza, un laberinto y una pequeña montaña hinchable.
Al evento ha asistido mucha gente. Casi todo el mundo se ha llevado a su mujer y a sus hijos. Me ha hecho sentir nostálgico y triste, la verdad, ver a tanta gente, en familia, con su vida aparentemente resuelta, felices y risueños, a los niños correteando por el césped, felices bajo el impasible sol. En mi caso, he pasado la mayor parte del tiempo solo, sentado sobre la pradera que rodea al anfiteatro, escuchando la música y las risas a través de la megafonía. En algunos momentos he coincidido con un compañero de la oficina de Zürich, que ha empezado justo la semana pasada, aunque tampoco he hablado mucho con él, quizá por desánimo, quizá por que él también se ha pasado gran parte del tiempo haciendo fotos con su cámara digital Nikon de última definición. En cualquier caso, el evento estaba programado desde las 12:00AM hasta las 4:00PM, pero llegadas las 3:00PM me he sentido tan fuera de lugar que me he marchado. En estos eventos multitudinarios me resulta extremadamente difícil entablar ningún tipo de charla, máxime si los empleados se llevan a la familia en massè.
Tengo que reconocer que cada día que pasa me gustan menos este tipo de eventos. Me aburren soberanamente, quizá porque me hacen pensar en que son una demostración de poderío — dudo mucho que sirva para cohesionar más a los empleados de una compañía — que otra cosa. Prefiero una buena charla entre amigos, o la compañía de una mujer.
Ahora, como dirían en mi tierra, a otra cosa mariposa, que queda todo un fin de semana por delante.
Leyendo este post he recordado cómo pasé yo en mi primer trabajo (empresa norteamericana asentada en Madrid), uno de esos días que organizaban para “confraternizar” entre empleados y jefazos… Fuimos cerca de la Pinilla -no está nada mal- y comimos como reyes; el problema vino luego cuando los empleados que, salvo una secretaria y una chica de RRHH, éramos todos varones, decidim… decidieron jugar un partido de futbol… Fui el único que no jugó, me quedé con las dos compañeras y las mujeres de dos de los jefazos charlando…
… Hay veces que es mejor salirse del camino que esperan que sigas. Lo importante es que estés agusto con lo que hagas, y si ese picnic no era tu sitio -al menos hoy por hoy-, ¡bien por ti al salir de ahí!.
Tú por lo menos estabas rodeado de féminas 🙂
Con respecto a salirse del camino, creo que paso más tiempo fuera del camino que dentro. El problema es que aquí, todo el mundo sigue el camino.
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